Masaje con aceite

Johnny Donovan entra en la clínica privada de Sumner Blayne. El suave aroma a aceites impregna el aire y la música relajante suena de fondo. Sumner lo recibe con una cálida sonrisa, le entrega una toalla y señala la mesa.

Johnny se recuesta, con la toalla sobre la cintura y el cuerpo tenso. Sumner comienza rociándole aceite en el pecho y los muslos, cuya cálida sensación refleja la luz. Con manos lentas y seguras, masajea las piernas de Johnny, deslizando la toalla sutilmente para darle acceso total. La respiración de Johnny se calma y los músculos se relajan bajo el toque experto de Sumner.

Cuando Johnny se da la vuelta, Sumner empieza a masajearle los glúteos, hundiendo los dedos profundamente. La sala se llena de tensión. Johnny adopta la postura del perrito, presentándose abiertamente, y las manos de Sumner empiezan a recorrerlo —sus testículos, su pene—, explorándolo con algo más que una intención terapéutica.

El masaje se convierte en algo mucho más íntimo. Johnny se sienta a horcajadas sobre Sumner, follándolo con fuerza, agarrándole las piernas y penetrando más profundo con cada embestida. Luego cambian: Johnny a cuatro patas, Sumner deslizándose dentro de él y embistiéndolo profundamente. Johnny se acaricia mientras Sumner lo folla con fuerza, gimiendo mientras se acerca al límite.

Finalmente, Johnny se corre sobre sí mismo mientras Sumner lo folla. Sumner se retira, le acaricia la polla rápidamente y se corre sobre el estómago de Johnny; ambos sin aliento, satisfechos y completamente deshechos.